Cada experiencia de nuestra vida se convierte en una parte de nuestro mundo interno que dirigirá nuestras reacciones hacia otras personas, cosas y situaciones en nuestro día a día. Cuando aprendemos o experimentamos algo, esa experiencia queda almacenada físicamente en nuestras redes neuronales. Estas redes conforman nuestra mente inconsciente, determinando la manera en que nuestro cerebro interpreta nuestro mundo y haciendo que nos sintamos de una determinada manera en cada momento. Es decir, que las reacciones automáticas que controlan nuestras emociones surgen de las asociaciones neuronales que se producen en nuestras redes de memoria, de manera totalmente independiente de nuestra racionalidad.
Nuestros recuerdos incluyen experiencias que sucedieron hace muchos años, sin que nuestra mente consciente se dé cuenta, en la mayoría de casos, de que estos recuerdos nos están influyendo en el presente. Sin embargo, como los recuerdos están almacenados físicamente en nuestro cerebro, pueden escapar a nuestro control. De hecho, somos conscientes solamente del 5% de nuestra actividad cognitiva, el 95% restante es inconsciente.
Cuando las conductas y reacciones negativas del presente pueden rastrearse hasta un recuerdo del pasado, decimos que este recuerdo no está procesado. Esto significa que el recuerdo está almacenado en el cerebro de manera que aún contiene las emociones, sensaciones físicas y creencias que experimentamos cuando sucedió la experiencia en cuestión, es decir que el recuerdo ha quedado almacenado de manera disfuncional.
Estos recuerdos no procesados que contienen las emociones, sensaciones físicas y creencias negativas son el blanco de la terapia EMDR. Con EMDR trabajamos para procesar eventos traumáticos que han quedado sin procesar, que están atascados en nuestro cerebro generando sufrimiento. Trabajamos para procesar tanto el Trastorno de Estrés Post-Traumático, como los traumas de vínculo. Es decir, que es el recuerdo traumático lo que se trata terapéuticamente. Por tanto, la terapia EMDR es recomendada para el tratamiento de dificultades emocionales causadas por experiencias difíciles como por ejemplo: ataques de pánico, diferentes fobias, trauma por accidentes, trastornos alimentarios, duelos, abusos en la infancia, etc.)
Es importante tener en cuenta que en la base de la patología clínica se encuentran los recuerdos almacenados de modo disfuncional, por lo que con EMDR lo que generamos es el procesamiento de estos recuerdos en redes de memoria adaptativas más amplias. Es decir, que la terapia EMDR consiste en la transmutación de las experiencias que se han almacenado de modo disfuncional en nuestras redes neuronales, haciendo que se procesen de manera adaptativa lo que favorece la salud psíquica.
Tras trabajar los recuerdos traumáticos con terapia EMDR, los pacientes siguen recordando la experiencia traumática, pero sienten que ésta pertenece al pasado, deja de generar sufrimiento y el contenido del recuerdo se integra desde una perspectiva adulta.
La terapia EMDR fue descubierta por Francine Shapiro en 1987. Esta psicóloga norteamericana descubrió que los movimientos oculares voluntarios reducían la intensidad de la angustia que generaban los pensamientos negativos, perturbadores. En la actualidad numerosa investigación científica abala los resultados de la terapia EMDR para trauma. Toda esta investigación científica sobre la Terapia EMDR ha demostrado que es un tratamiento con evidencia empírica para el Trastorno de Estrés Post-Traumático (Laliotis y Shapiro, 2022; Vanderschool y Van Dessel, 2022).
La base del EMDR es la estimulación alternada (bilateral) de los dos hemisferios cerebrales a través de movimientos oculares. Esta estimulación bilateral puede ser visual, auditiva o kinestésica. Cuando hacemos estimulación bilateral visual, el paciente mueve los ojos de un lado al otro guiado por el terapeuta. Cuando la estimulación es auditiva, el paciente escucha sonidos alternados en ambos oídos y cuando es kinestésica, el terapeuta golpea suavemente de manera alternada las manos o los hombros del paciente. Esta estimulación bilateral facilita la conexión entre los dos hemisferios del cerebro, lo que produce que se procese la información disminuyendo así la carga emocional del recuerdo.
El abordaje de la terapia EMDR está sustentado en 3 puntos: las experiencias de vida temprana (pasado), las experiencias estresantes del presente y los pensamientos y conductas deseadas hacia el futuro. Es decir, se buscan los acontecimientos vitales estresantes del paciente y se establecen los objetivos (dianas) a procesar, se detectan los disparadores de malestar emocional en el presente y se trabaja sobre las conductas y creencias que el paciente desea desarrollar de cara al futuro, preparándole para que pueda abordar su futuro con mayor autoestima y seguridad.
Bibliografía: Shapiro, F. (2012). Supera tu pasado. Barcelona: Ed. Kairós
García, F. (2022) Manual de Entramiento EMDR I – II. Madrid: Instituto IEMDR